martes, 16 de junio de 2020

La guerrilla de Los Naranjos.


Hacia el sur de Valencia hay un sitio con tierras fértiles para la siembra, estratégico en el pasado por ser paso de arrieros y caminantes hacia la sierra de Carabobo. Es el asiento desde tiempos inmemoriales del antiguo caserío Los Naranjos.
Durante la guerra de Independencia se conformó allí una guerrilla que fue el azote de campesinos y propietarios de fundos en sus alrededores.

Las guerrillas eran grupos de civiles y exsoldados armados que se dedicaban a hostigar poblaciones, interceptar correspondencia, saquear, quemar plantaciones, robar bestias, atacar a los ejércitos regulares y huir. Sus integrantes oscilaban entre 40 y 50, pero cuando unían fuerzas con otras llegaban a reunir más de 500 hombres.
Fue tal su participación activa que Simón Bolívar y su secretario Pedro Briceño Méndez se refieren a ellas unas 330 veces en sus correspondencias y también llegó a conformarlas como estrategia.
1814 marca el año en que se incrementó el asedio a los vecinos a la ciudad de Valencia por dos guerrillas: la de Los Naranjos, no muy bien armada, pero efectiva por su número y arrojo y una que operaba en las proximidades del lago.
Se relata que el 20 de enero de 1814 la temible guerrilla de Los Naranjos, cuyo jefe era un capitán realista de apellido Ramos, se acercó hasta Guacara, a unas cuatro leguas de Valencia y salió a su encuentro el coronel republicano Antonio Alcover.
Entre los efectivos de Alcover había un sargento llamado Reyes González que tenía tanta fama de valentón como el jefe de los bandoleros por lo que, apenas se avistaron, comenzaron a insultarse retándose a duelo personal.
Alcover cedió a los ruegos de Reyes para batirse y se acordó que ambas partidas no iban a intervenir en el singular combate.
En un principio González y Ramos se dispararon, pero agotadas las municiones se encimaron cuerpo a cuerpo con sus sables, dura pelea en la que el republicano llevó la mejor parte y mató a Ramos.

En aquel momento comenzaron a dispararse ambos bandos, pero los realistas sin jefe obviamente se dispersaron.
La cabeza de Ramos fue cortada y llevada como trofeo a Valencia, pero la guerrilla se reorganizó y continuó con sus desmanes en pueblos aledaños a las órdenes del oficial español José Ruíz, vecino de Guacara, mientras Juan Escalona se atrincheró en la plaza mayor de Valencia, con piezas de artillería en las 8 cuadras de su contorno.
Antonio Alcover y sus dos hijos serían parte de los ejecutados por Boves en la ciudad meses después, pero ese es otro relato.




Fuente: José de Austria, Bosquejo de la historia militar de Venezuela en la guerra de su independencia

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