sábado, 30 de mayo de 2020

Bolívar y La Torre, el último chance de la diplomacia.




Hace 200 años, Simón Bolívar pactó con Pablo Morillo un Armisticio, que imponía una tregua a la Guerra a Muerte. 
Un acuerdo entre ejércitos enemigos que llevaban 9 años en guerra, para poner fin a la barbarie en que republicanos y realistas habían estado asesinando sin mayor escrúpulo a civiles “aun siendo inocentes” solo por la sospecha de ser adeptos uno de los dos bandos en conflicto.

En medio del Armisticio, el Ejército Expedicionario de Costa Firme cambia de mando y Morillo se marcha, queda a cargo el Mariscal de Campo Miguel de La Torre y Pando, pero el tiempo de este Armisticio se agota y se reinician las hostilidades el 28 de abril.
Bolívar echa a andar su ejército y para los primeros días de junio de 1821, y una nueva batalla era inevitable.
Existía aún expectativa en la alta oficialidad de ambos bandos en cuanto a las conversaciones que se habían adelantado en la corte de Madrid entre los comisionados de Colombia y la Corona española, que los republicanos esperaban se decantaran por un reconocimiento de la Independencia.

El Libertador, se adelanta desde San Carlos, para recibir el día 17 en el Tinaco al teniente coronel Juan Pascual Churruca, edecán del Mariscal de Campo español Miguel de la Torre, quien le entrega una carta fechada dos días antes donde se indican una serie de condiciones para un nuevo Armisticio, informándole que su Gobierno, en las negociaciones, estaba resuelto a restablecer la paz a todo trance.

Obviamente las condiciones eran inadmisibles y, según José Antonio Páez, dicho emisario traía el propósito velado de conocer el estado de las tropas republicanas y si se habían incorporado a ellas él y Urdaneta.

Sin embargo, existía tal nivel de respeto y caballerosidad en la comunicación entre los comandantes, independientemente de cualquier intención oculta o estratégica que estuviese tras sus palabras, que Bolívar invita a comer a Churruca, le presenta a Páez y escribe una respuesta para La Torre.

En ella agradece las buenas noticias y se despide de una manera increíble para dos oficiales que enfrentarían sus tropas a muerte una semana después:

“Me repito mi querido general, de usted con el más cordial afecto. Su amigo y atento servidor que besa su mano.”

martes, 26 de mayo de 2020

El “Otro” Ferriar



Por
Luis Heraclio Medina Canelón.
Todo aquel que ha leído la historia de Venezuela conoce a Thomas Ferriar (mal llamado Farriar), el oficial comandante de los Cazadores Británicos que tuvieron papel estelar en la Batalla De Carabobo; pero lo que muy pocos saben es que Thomas Ilderton no fue el único miembro de su familia en venir contratado a Venezuela a pelear en la guerra.
La familia Ferriar es de origen escocés. El padre era el doctor John Ferriar, diplomado en la Universidad de Edimburgo, casado con Bárbara Gair, con quien tuvo cuatro hijos, de los cuales Thomas Ilderton era el mayor, y el menor se llamaba John.
John, nacido en 1796, desde muy joven se incorporó al ejército británico.  Combatió en las guerras europeas y al ser derrotado Napoleón y llegar la paz, quedó desempleado: toda Europa estaba llena de soldados sin trabajo.  En 1818 sale tras el rumbo de su hermano que ya ha partido al nuevo continente a la guerra de la independencia suramericana. El capitán Ferriar llega a Angostura a bordo del “Libertad”, luego de hacer una escala en la isla de Grenada y tras sortear la persecución de un buque español.
De Angostura John Ferriar salió inmediatamente al llano a encontrarse con su hermano. Sirve bajo las ordenes del general Páez se encarga de la artillería del ejército de Apure.  En noviembre es trasladado a con ese ejército a Barinas y allí se le ordena su traslado al Batallón de Cazadores Británicos. Páez solicita a Bolívar que se ascienda al oficial a Mayor, lo que se hace efectivo  a mediados de 1820.
El 8 de diciembre de 1820 se produce un episodio muy enojoso y grave: El Coronel Blosset, comandante de la Legión Británica reta a duelo a su compañero, el  mayor Power. Ferriar fue el padrino de Blosset, que resulta muerto en el lance de honor. Este hecho de indisciplina molestó mucho a Páez, quien ordenó el arresto de Ferriar, Power y el otro padrino, que fueron remitidos al cuartel de Bolívar para que decidiera lo conducente.  Bolívar tomó algunas medidas disciplinarias, se trasladó de cargo a varios oficiales británicos y se disolvió la llamada “Legión Británica”, creando en su lugar un batallón con el nombre de “Cazadores Británicos”, pero con muchos de los oficiales en otros destinos. Aparentemente no hubo mayores sanciones contra Ferriar porque ya para marzo del año siguiente estaba al mando de la compañía de Tiradores, y con ese cargo interviene en la batalla de Carabobo, bajo las ordenes de Páez, en la bizarra acción conocida por todos. No tenemos noticias de que haya resultado herido en la contienda, mientras que su hermano Thomas resultó herido de muerte.
Luego de Carabobo, a mediados de julio, y en vista de que buena parte de los oficiales británicos habían muerto en la batalla y Thomas Ilderton estaba agonizante en el hospital de sangre de Valencia, son designados los nuevos comandos del antiguo batallón de Cazadores Británicos, ahora llamado “Batallón Carabobo” por decisión del Libertador. Resulta designado primer comandante Edward Brand y segundo comandante John Ferriar.  
John Ferriar permaneció con su batallón en Valencia. Brand tuvo que retirarse por enfermedad y Ferriar ascendió a teniente coronel en 1824.
Ferriar y el Batallón fueron trasladados al occidente del país; estuvo entre Maracaibo y Coro hasta 1827. Luego sirvió en Tunja (Nueva Granada), Barinas, Valencia y Caracas.
En 1828 el batallón es enviado por mar a Cartagena, y de allí a Monpox (Nueva Granada), para pasar a Popayán, a donde llegan a fines de Diciembre.    En Enero del año siguiente llegan a Pasto, casi todos los soldados están enfermos de disentería, incluso el propio Ferriar. Por su gravedad, en marzo, John tiene que dejar el mando del batallón en manos de otro oficial.  La noche del  18 John Ferriar muere.
Fuentes:
Lambert, Eric. “Los Hermanos Ferriar – Fidelis ad Urnam” Diario el Carabobeño, 24 de junio de 1971
DICCIONARIO POLAR DE HISTORIA DE VENEZUELA

lunes, 18 de mayo de 2020

El Combate Naval de Pagayos



Por



Luis Heraclo Medina Canelon
Próximamente se cumplirán doscientos tres años del combate de Pagayos, una de las batallas más importantes de nuestra independencia, que es poco recordada.  Su importancia radica que a raíz de este combate, las fuerzas republicanas tomaron definitivamente el control de la salida y entrada al río Orinoco.  A las personas del siglo XX, quienes vivimos en una Venezuela de carreteras, autopistas y aeropuertos nos cuesta asimilar la importancia de los ríos para el transporte de personas y cosas en siglos pasados, pero sucede que hace cien y doscientos años, no existían en nuestro país ni una sola carretera o autopista y las vías de transporte eran fundamentalmente nuestros ríos y nuestras costas y entre los primeros, por supuesto que el Orinoco era el más importante de todos. Si se nos permite la comparación, en esos tiempos controlar el Orinoco sería el equivalente moderno a controlar la Autopista Regional del Centro.
¿QUÉ ES PAGAYOS?
La isla de Pagayos es una pequeña isla ubicada en lo que hoy llamamos el Estado Delta Amacuro, situada en una posición estratégica en el delta, es decir en la salida del río padre hacia el océano Atlántico.  Tiene una superficie pequeña pero su ubicación le da el control de cualquier nave que pretenda salir o entrar en el Orinoco.
LA SITUACION ESTRATÉGICA
Para julio de 1.817 el ejército republicano había tomado por tierra casi toda la provincia de Guayana, que para esos tiempos era el granero y el establo del ejército; de allí, especialmente de las Misiones, salían miles de caballos, mulas y cabezas de ganado que eran indispensables para la operación del ejército y para comerciarlas en el Caribe donde se canjeaban por pertrechos, pero todavía los realistas tenían abierta la vía del Orinoco, y la ciudad de Angostura se encontraba en manos del enemigo, así como la antigua población llamada “Guayana La Vieja” con sus dos castillos al borde del río, lo que resultaba extremadamente peligroso.
A todas estas, en Margarita, el almirante Luis Brion prepara su escuadra para tomar por asalto la ciudad de Angostura. La flota está compuesta por:   5 bergantines: Invencible, América Libre, Indio Libre, Conquistador y Esparta, las goletas: Mariño, Cartago, Venganza, Zaraza, Conejo, Brion y Arismendi;  Igualmente 9 flecheras: El Valle, Santa Ana, Venganza, San José, Perla, Piar, Alacrán, Juncal y Congreso, la balandra Aurora y el falucho León.


DEFINICIONES
Conviene explicar aquí, que los bergantines son buques de regular tamaño, dos palos o mástiles y velas cuadradas, las goletas son  más pequeñas y pueden tener dos o tres palos.  el falucho es un pequeño barco costanero con una vela, parecido a la balandra y finalmente la flechera es un tipo de nave exclusivamente venezolano, y consiste en una embarcación ligera de guerra, manejada a remo o a vela montada hasta por unos cien hombres armados de fusil y hasta de uno o dos cañones.  Antiguamente los indios de estas tierras utilizaban unas naves casi idénticas, dotados de su armamento de arco y flechas y de allí proviene su nombre. Pueden tener una longitud (eslora) de hasta unos veinte metros.

LA BATALLA
En vista de que los buques mayores son mas lentos y por su mayor calado se les hace menos ágil la navegación por río, Brion envía una avanzada con las naves mas ligeras y veloces, es decir, las flecheras,  (lo que se llama una "flota sutil" y estaba compuesta casi totalmente por margariteños) al mando del capitán de navío Antonio Díaz, quien a su vez comisiona a su hermano el teniente de fragata Fernando Díaz para que con tres flecheras entre al Orinoco por el caño Macareo haga un reconocimiento y regrese a reencontrarse con el resto de la flota.  El 7 de julio la flotilla se encuentra con la flota sutil de los realistas, al mando del capitán de fragata Antonio Ambaredes y compuesta por once naves muy superiores a las de los patriotas. Se traba entonces un feroz combate, pero los patriotas superados por los realistas son derrotados y degollados, salvo unos pocos que logran salvarse y escapan a nado hasta lograr encontrase con el resto de su gente.  Al ser rescatados, le informan al capitán Antonio Díaz de lo sucedido y de la muerte de su hermano Fernando.  Este, lleno de ira  y sin esperar a las naves mas pesadas que ya venía en camino sale al encuentro de la escuadra enemiga, con apenas las tres flecheras que le quedaban.
A su vez, los realistas, vencedores del primer encuentro, continúan aguas abajo, hacia el Norte, buscando el delta. 
Los dos bandos contrincantes se encuentran frente a la Isla de Pagayos, en pleno delta del Orinoco. Las once naves realistas rodean a las tres flecheras patriotas y se traban en combate donde se producen prodigios de valor de parte y parte.  Cañonazos y descargas de fusilería se suceden con abordajes de degüellos.  Antonio Díaz va vengando la muerte de su hermano sin piedad, una tras otra captura tres flecheras enemigas, recupera las tres que le capturaron a su hermano, hunde cinco de las del enemigo e incendia otra. Resultan muertos el comandante de los realistas y su segundo, entre otros.  También hay gran cantidad de bajas en las fuerzas patriotas. Estos,  sintiéndose derrotados emprenden la retirada y se refugian en los Castillos de Guayana La Vieja.
La consecuencia inmediata de este combate fue que la navegación del Orinoco quedó abierta sin restricciones a las fuerzas de la República: Brion pudo entrar sin oposición alguna con su flota y se afianzó el dominio republicano sobre Guayana.  Las fuerzas realistas del Gral. La Torre en Angostura, quedaban aisladas y sin ninguna posibilidades de recibir provisiones.  Después de varios días de pasar hambre y toda clase de privaciones los realistas ante el temor de un asedio se retirarían de manera definitiva de la rica región de Guayana la noche del 16 al 17 de julio de 1.817.
EL HEROE DE LA BATALLA
Si José Antonio Páez era la primera lanza de la república, el Capitán de Navío Antonio Díaz fue su equivalente en cuanto a la navegación ligera se refiere.  Nativo de San Juan Bautista, Isla de Margarita. Ya desde 1815 se le menciona al mando de una flota sutil, vencedor en combates navales en Juan Griego, en el río Neverí y en distintos combates en el oriente del país.  Luego de Pagayos tuvo destacada actuación en la campaña del centro (1818) en el transporte de tropas y suministros hacia Apure. El 8 de marzo de ese año, actúa con José Antonio Páez  en la toma de San Fernando, y el 24 de agosto del mismo año, bajo las órdenes del general José Francisco Bermúdez, actuó en la toma de Guiria; allí capturó 16 naves enemigas. Entre agosto y septiembre de 1819, con Páez,  participó en las operaciones en el Apure, cuyo resultado fue la liberación definitiva de San Fernando; en esta ocasión se distinguió en el combate fluvial de Apurito (30 septiembre) contra el coronel Juan Durán.  En mayo de 1820, rechazó y persiguió una escuadrilla realista que había penetrado en el Orinoco hasta Cabrián.  En su honor un municipio de Nueva Esparta lleva su nombre y en la plaza de San Juan Bautista está un busto que lo recuerda.
El capitán Antonio Díaz.
PARA LEER MÁS
ESTEVES GONZALEZ, EDGAR "Batallas de Venezuela 1810-1824"
Restrepo, José Manuel.  "HISTORIA DE LA REVOLUCION DE LA REPUBLICA DE COLOMBIA EN LA AMERICA MERIDIONAL"
Urdaneta, Rafael.  "MEMORIAS"
DICCIONARIO POLAR DE HISTORIA DE VENEZUELA